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Cambiar de país conlleva muchas ganancias, pero también pérdidas. Vivimos diferentes tipos de duelos en una sola experiencia. El psiquiatra Achotegui, experto en migración, diferencia 7 tipos de duelos en el inmigrante:

1. Duelo por la familia y los amigos (red de apoyo) 

2. Duelo por la lengua: El aprendizaje de una nueva lengua supone mucha satisfacción y muchos beneficios psicológicos, pero también es un esfuerzo enorme de dedicación, de afrontamiento, de no poder expresarse con la nueva lengua y al mismo tiempo frustración por no poder comunicarse en la propia lengua. 

3. Duelo por la cultura: Se refiere a los valores, la alimentación, la comunicación, el sentido del humor, la vestimenta, etc. Todo cambio de cultura genera un proceso de adaptación a la nueva. Con la aceptación de la cultura de origen, se vivencia un intenso intento de equilibrio entre la nueva adquisición de hábitos y la preservación de nuestra cultura, como intento de mantener íntegra nuestra identidad.

4. Duelo por la tierra: los aspectos emocionales relacionados con el paisaje, los olores, la luz, la temperatura, los colores y la humedad pueden generar nostalgia.

5. Duelo por estatus social: Este duelo está vinculado a aspectos como el trabajo, la vivienda y el acceso a las oportunidades que pueden afectar a la autoestima. Puede pasar que alguien llega con unas expectativas bien definidas, pero al llegar se encuentra con un descenso del estatus social, al no poder trabajar de lo que uno estudió en su país de origen, por ejemplo. 

6. Duelo por el grupo de pertenencia: Conocer nuevos grupos de personas que tienen otras características y tener que abrirse a una nueva realidad cultural. 

7. Duelo por los riesgos físicos: Hay muchas circunstancias de inmigraciones, algunas más fáciles de conseguir y otras más difíciles. Aquí, los aspectos de riesgo físico pueden relacionarse con actitudes despectivas y discriminatorias, pero también por ser víctima de la exclusión o del racismo.

El proceso de adaptación de las pérdidas asociadas a la experiencia migratoria supone una reubicación y redimensión psicológica, y cada persona lo puede vivir con más o menos estrés.